25 de junio de 2008

debe ser cierto que hay cosas que a una le marcaron la vida, eso debe ser.

se que me voy hace semanas, que el viaje se acerca y que yo debería estar tomando cierto tipo de medidas con la finalidad de que todo salga bien. hasta ahí el enunciado, el resto se inscribe dentro del campo de los supuestos, mi medio favorito. la gente, tan linda la gente, me pregunta a quemarropa qué onda con los preparativos. y los preparativos, qué tal?

estimada interlocutora: no tengo (carezco, no se me da) una pinche idea de qué podría comprender el concepto *preparativos*. entonces evado responder y evado hacer, mayormente.


aquí aplíquese la cortina con xilofón y psicodelia de imágenes a la que nos tenía acostumbrados el chapulín al momento de los recuerdos.
(flashback e imágenes en sepia)


me encuentro en el recreo del colegio miraflorino cuando todavía no tengo amigas pero ya resulta obvio que hay algunas con madera de futuras cómplices.

apenas suena la campana las mas pilas corren hacia donde las monjas acumulan las pelotas. juegan voley, futbol, básket. las chanconas intercambian stickers; las picky juegan jaxes. las simples juegan mundo y las achori saltan soga.

Yo no tengo stickers (gracias ma...) ni motricidad para jugar jaxes. Además le tengo pavor a las pelotas porque siempre se dirijen directo hacia mi cara. quedan pocos juegos, soga?, sí, pero digamos que no es el festival de adrenalina. liga? no, liga nó.

liga juegan las atléticas, las elásticas, las candidatas a bailarina, acróbata o grácil gacela. evidentemente a los 7 años es muuuucho mas lindo levantar la pierna altísimo, que ganarle a un chico al ajedrez (sigue siendo igual a los 33). yo lo hacía, quizás no me creas pero lo hacía bien, salvo el problema.

no se dónde queda el muslo. no lo supe entonces, no lo voy a saber hoy. mi ignorancia con respecto a la anatomía humana me condenó a abandonar un juego gracias al cual, quizás hoy tendría una mejor suerte. frustrada despúes de callar muchas veces y perder, salí del circuito escolar de la liga a los siete, sin hacer leyenda.

El resto es historia, porque solo queda un juego.

Caminito juegan las candidatas a pasteleras. Dan vueltas trepadas a una veredita casi en trance, intentando no pisar las líneas ni ser acribilladas por las pilas con sus
pelotas.
ignoro sobre preparativos, muslos y menos tengo idea de qué me estan dando cuando como encuentro. igual hice una breve lista porque a partir de hoy, si este blog se actualiza será para hacer una bitácora de viaje. he abandonado todo y esta noche me arranco.

dicho esto, me retiro pero cuando vuelva, vendré con fruta.
muchos besos
carla



19 de junio de 2008

vecino barranquino

El apuradito, con respecto a mi barrio, tiene un radio de acción de entre cuatro y seis cuadras a la redonda. Camina por San Antonio desde Santa Rosa a muchos kilómetros por hora, adelanta a aquellos de andar pausado bajando violentamente de la vereda a la pista y subiendo en dos pasos. Camina desde Grau por Miraflores y no se detiene siquiera a mirar si los perros lo atacan. Da la vuelta a la esquina a velocidades incomprensibles y se pierde hasta la siguiente vez, cuando lo encuentro dirigiéndose muy apurado hacia algún parte.

No puedo decir mucho más. Es de como 35 y que su ritmo vertiginoso lo tiene algo envejecido. Quizás en las públicas carreras de caminata ha ido perdiendo pelo, es orejón, y nunca me ha visto a la cara.
Al apuradito la sociedad no lo entiende, es por eso que hay épocas, como desde hace un mes hasta ayer, en que las pastillas (estoy segura de que son las pastillas que le dan en casa) le bajan las revoluciones y entonces ya no va apurado sino más bien anda como caracol, del brazo de su madre o algún otro familiar. Paso, paso, paso, a veces lo veo y otras estoy segura de que me lo cruzo pero irreconocible, lento, habiéndose perdido a sí mismo.

Hoy el apuradito ha vuelto a las andadas. Yo salía temprano de la casa hacia una reunión, y en sentido contrario, él aceleraba como si fuera a desintegrarse para adelantar a una señora que llevaba una mano de plátanos en la mano. Cargaba una tele de catorce pulgadas roja de esas en blanco y negro, cuando torció donde la calle se bifurca y lo perdí de vista.

Esta mañana llovía, pero el apuradito no se detiende ni aunque nieve. El transita entre los charcos sin ganas de saltarlos para no perder la viada. No sabe de clima, de bastas de pantalón empapadas, ni de medias húmedas y zapatos arrugados. El solo sabe ir rápido a algún lado, y lo hace muy bien.

vecino barranquino


El apuradito, con respecto a mi barrio, tiene un radio de acción de entre cuatro y seis cuadras a la redonda. Camina por San Antonio desde Santa Rosa a muchos kilómetros por hora, adelanta a aquellos de andar pausado bajando violentamente de la vereda a la pista y subiendo en dos pasos. Camina desde Grau por Miraflores y no se detiene siquiera a mirar si los perros lo atacan. Da la vuelta a la esquina a velocidades incomprensibles y se pierde hasta la siguiente vez, cuando lo encuentro dirigiéndose muy apurado hacia algún parte.


No puedo decir mucho más. Es de como 35 y que su ritmo vertiginoso lo tiene algo envejecido. Quizás en las públicas carreras de caminata ha ido perdiendo pelo, es orejón, que nunca me ha visto a la cara. Al apuradito la sociedad no lo entiende, es por eso que hay épocas, como desde hace un mes hasta ayer, en que las pastillas, estoy segura de que son las pastillas que le dan en casa, le bajan las revoluciones y entonces ya no va apurado sino más bien anda como caracol, del brazo de a madre o algún otro familiar. Paso, paso, paso, a veces lo veo y otras estoy segura de que me lo cruzo pero irreconocible, lento, habiéndose perdido a sí mismo.
Hoy el apuradito ha vuelto a las andadas. Yo salía temprano de la casa hacia una reunión, y en sentido contrario, él aceleraba como si fuera a desintegrarse para adelantar a una señora que llevaba una mano de plátanos en la mano. Cargaba una tele de catorce pulgadas roja de esas en blanco y negro, cuando torció donde la calle se bifurca lo perdí de vista.
Esta mañana llovía, pero el apuradito ni aunque nieve se detiene. El transita entre los charcos sin ganas de saltarlos para no perder la viada. No sabe de clima, de bastas de pantalón empapadas, ni de medias húmedas y zapatos arrugados. El solo sabe ir rápido a algún lado, y lo hace bien.

16 de junio de 2008

el perro ha tomado la máquina y amenaza con romperla. sé que la foto no grafica bien la situación real, pero lo cierto es que cuando los demás no miran, me pela los dientes y gruñe. ha sabido engatuzar y ganarse a la opinión pública con sus ojitos azules y su falsa cordialidad del tirol.
luego tuvo el desparpajo de redactar un pliego de reclamos con petitorio que comprende:
1) La reestructuración del esquema alimenticio. Nada de bolitas todo el día, solicito una mejora en la calidad de alimentación que se brinda en casa y exijo alimento en lata.
2) La incorporación inmediata de una o más personas que vengan a entretenerme de 10 a 4.
3) El respecto irrestricto a la libertad lúdica, con el cese inmediato de los actos de hostilidad contra los trabajadores caninos que en el ejercicio choquen o vayan a chocar contra la zapatería de la dueña.
4) Respeto a la jornada mínima de trabajo y al tiempo de descanso, en el caso del can.
5) Respeto a la jornada máxima de trabajo sin períodos de descanso, en el caso de la propietaria.
6) Cumplimiento de la obligación legal de la dueña de otorgar al trabajador canino jueguetes adecuados y doguitos a solicitud.
7) El reconocimiento de la establidad laboral del suscrito y por tanto cese de las permanentes amenazas de castigo.

Estamos en negociaciones, espero se entienda si no posteo en algún tiempo.

12 de junio de 2008

leyenda urbana

Asi me lo dijo Andrea en Metro de Barranco, con sus ojitos verdes bien abiertos y esa sonrisita entre pendeja y sorprendida que pone el ochenta y cinco por ciento del tiempo: Esa china, mírala bien.

Yo, obvio, la miré bastante bien, pero como siempre dos minutos después podría haber sido cualquier otra china, o turca, o una croata. Ya en el auto empezó el relato.

Había ido con el ex novio a un chifa de mediano a último en la avenida. Se sentaron y pidieron cada uno su menú, uno chijaukay, otro seguro que kam lu, todo con su chaufa y sopa más, cuando de pronto aparecieron tres (digo tres porque no recuerdo cuántas, quizás dos) chicas y se pararon en la vereda de Grau. Una le preguntó a la moza (no supe si ésta era también china) si había baño en el restaurant. La moza dijo sí, pero cuesta cincuenta céntimos entrar, y la chica asintió y procedió a meterse. Cincuenta céntimos o la dueña se molesta. Andrea y el chico siguieron en lo suyo, ver tele y oír el chop-chop de los huesos de aquel pollo trozado en la cocina que luego sería lemonkay, tipakay, cinco sabores, trocitos en el chaufa, hilachas en la fuchifú y relleno de wantán.

En ese chifa donde la pecera es un aparato de televisión daewoo de 24 pulgadas, dentro del que Carlota hace de las suyas con los invitados y Laura Huarcayo se contonea, mi prima y el chico transitan por breves horas de una tregua inmóvil. Esperan la sopa, se dicen un par de cosas intentando no alcanzar demasiada profundidad y evitando desatar la guerra. Las notas del teclado de Lima Limón inundan el ambiente, alentadas por el ritmo del chop-chop.

La chica del baño sale, pasa alevosamente de costado y sin mirar por la caja, camina los cinco pasos que tiene el chifa hasta llegar a la calle, mientras la moza le dice señorita, señorita. Ha salido la muy punk, dejando a la moza tirar cintura gritando señorita y sin la china correspondiente al alquiler de servicios.
Entonces, desde atrás de la barra aparece una china de cincuenta años que al caminar hace que el aire remede el sonido del hacha sobre el pollo. Los chicos aun sin sopa, la pierden de vista una vez que da la vuelta fuera del local. Un respiro pasa y entra la chica del baño impago sujeta de los pelos por la china, quien la lleva hacia la cocina. Luego se escuchan más chop-chops, pows y algunos gemidos.
.
Andrea y su acompañante, otro comensal aturdido, no entienden lo que están presenciando. Ocho segundos y varios mechones de pelo mas tarde, sale la chica vencida y corre hacia la calle. El teclado y Carlota vuelven a asumir el protagonismo de la escena. Después, dice que la china salió a mirarlos como quien busca un cómplice y volvió a su cocina.

Segundos de silencio.

-Ya se me quitó el hambre.
-A mí también.
-Cancelamos el pedido?
-mmmm. Y si se molesta?

10 de junio de 2008

mañana sinutab--requinto para leer en norteño de 6 años

como todo, al comienzo se pintaba divertidísimo, aunque un frío del diablo dentrándose por el orificio de la ventana. despues manejando en la grande zanja, el agua que se saltaba de la pista hacia arriba y el cielo escuro escuro como si ya fuera de noche pero no era más de las cinco.
cuando llegué a la casa, la escalera estaba que salpicaba en mi cabeza el agua esa sucia y ya arribísima estaba el takle mojado enterito el pobre. más pescado que perro parecía. pero eso no es todo, silba y silba el animal porque quiere salirse a la calle con su amigo, cosa que no va a pasar, vaya a enfermarse de los bronquios. y yo digo, habrá alguien hecho uno de esos bailes que llaman lluvia? para terminar con lo peor , la casa se llueve. tengo toditos los cántaros y los porongos recibiendo el agua del techo que cae por los ventanales.

6 de junio de 2008

slow motion

La mujer pone el café sobre el escritorio. Saluda, me dice le puse su edulcorante, le sonrío y me sonríe de regreso. Da media vuelta, camina dos pasos y veo el teléfono moverse sobre el escritorio. Digo, cuidado señora. La mujer tropieza con el cable que duerme en el suelo, una vez. Su pie no entiende y tropieza una segunda vez, ahora con triple fuerza. El pie tira del cable, que jala el teléfono, que golpea el plato, que voltea la taza, que vierte el café, que quema un poquito la pierna. Ensucia los documentos, tiñe la agenda, moja la libretita, empapa el teléfono, inunda el suelo.

El piso de mi oficina es hoy viernes, un hospital de papeles marrones que esperan mejorar hacia el lunes. No hay diagnóstico.

Después de resolver la situación quieres dos cosas positivas?

1. El siguiente café corrió por cuenta de la señora.
2. Ya no siento el olor a harina de pescado en el que Miraflores se zambullía esta mañana.
La vida galladita, es pajísima.

2 de junio de 2008

breve historia laboral


-Viajes Ecuador, buenos días.
-Buenos días, con Iris López, por favor.
-Un momentito, le paso.

A ver, Iris López, chequear el cuadrito de anexos, 303, marcar, pasar la llamada y listo. Timbre, mi escritorio queda frente a la puerta de vidrio y veo a un señor sostener un paquete envuelto en craft empujar al oir el ñé del portero eléctrico.

-Para Rosario Pérez.

Recibo, dejo el paquete en el despacho de la jefa, vuelvo y el tipo sigue ahí.

-Necesita algo más?
-Su firma en el cargo.

Claro, la firma en el cargo. La central telefónica se está cayendo a timbradas.

-Viajes Ecuador, buenos días.
-Con Iris López, señorita.
-No contestó? Disculpe señora, le comunico de inmediato.

Cuadrito de anexos, Iris López 303, marcar, pasar la llamada y listo. El mensajero está impaciente pero los cinco mensajeros anteriores sustrajeron por error todos los lapiceros posibles. Línea dos, un personaje que grita en inglés.

Ayer Rodrigo de la central de taxis llamó para algo, cuando le estaba pidiendo al delivery el almuerzo de mi robusta jefa. En mi papel de Jefa de Turismo Receptivo, le había pedido un servicio del aeropuerto al hotel para dos canadienses. Cómo podía saber los códigos, que pax era pasajero, que se ponía x2 en vez de redactar una carta.

-Ya flaquita linda, yo te enseño, pero hay que salir a comer algo, a tomar una chelita…
-No me diga flaquita, por favor. Soy Clara Jiménez, Jefa de Turismo Receptivo.

Rodrigo de la empresa de taxis ocupa el puesto de gerente y se encarga personalmente de las reservas. Odia las negativas y es sumamente vengativo.

Hoy por la mañana, pax Mc Intyre x 2 llego de Canadá al aeropuerto esperando ver en la mano de un chofer un cartel con su nombre, pero no había nada. Eso yo aún no lo sé, pero ya escucho a alguien vociferar en inglés por teléfono, al mismo tiempo que encuentro un lapicero y le hago una equis en el cargo del tío que trajo el paquete, quien voltea los ojos hacia arriba y exhala a gritos tratando de evidenciar su disgusto y mi estupidez.

Línea 1 y línea 3 tienen sus luces intermitentes bailando frente a mis ojos hace ya mucho rato. Trato de traquilizarme, digo esquius mi-guan second plis, y dejo a quien sea en hold mientras contesto de tin marín, la línea 1.

-Viajes Ecuador, buenos días.
-Oiga señorita, estoy al teléfono casi diez minutos y es la segunda vez que me deja timbrando y vuelve a contestar. Está o no está Iris López?
-Uy señora, disculpe por favor. Enseguida le paso.

Pienso en cómo un ser humano cálido puede mutar en casi diez minutos y adquirir la voz de una loca amenazante mientras marco de memoria Iris López al 303.


Iris López, jefa del área de Norteamérica y Caribe, trabaja en Viajes Ecuador hace quince años. Tiene una pandilla con Mónica Torres del área de Europa y Natalia Ríos de Turismo a Sudamérica. Juntas almuerzan todos los días en la pequeña cocina de la agencia--dejando el ectoplasma de sus tapers sobrevolar la oficina durante horas--y los viernes caminan por el jirón de la unión oleteando hasta llegar al Bohemia en happy hour. Turismo receptivo había sido el puesto de Karina Novoa, una chica que llegó a los veinticinco años de Tarapoto y se convirtió en una especie de mascota del grupo. Por la tarde, cuando la jefa no estaba, las cuatro tomaban un break de teléfono, chamba y computador, y se hacían las uñas, compraban y vendían cosméticos por catálogo y se apañaban los coqueteos con los demás oficinistas que frecuentaban el mismo happy hour de los viernes. Hace dos semanas Karina dio a luz a Joaquín López Novoa, hijo suyo con Rodrigo López, hermano de Iris y proveedor de servicio de taxis contratado por Viajes Ecuador.
La máquina de faxes ha vomitado una especie de alfombra que avanza en el suelo a mis pies mientras el teléfono se ha convertido en un aparato titilante que no cesa. El mensajero sigue parado en la puerta y me doy cuenta de que no puede salir mientras yo no presione el botón del portero eléctrico. Lo hago y al tiempo que se va, lleva consigo mi único lapicero. Contesto con temor la línea 3 y es una señora que quiere un paquete all inclusive a Punta Cana. Dónde diablos queda Punta Cana? La línea uno sigue timbrando y no la contesto por miedo, hasta que no aguanto más y digo

-Viajes Ecuador, buenos días.
-Viajes Ecuador, buenos días- dice la mujer histérica imitándome con voz engolada y cantito subnormal, cuando un nuevo mensajero aparece, llega el delivery del almuerzo de la jefa, y junto con otros tres, tocan incesantemente el timbre mientras me miran a través del vidrio desarrollar un tic nervioso de última generación.

-Mira mamita, tengo quince minutos esperando en el puto auricular y todas las veces contestas tú diciendo la misma cojudez. Quiero hablar con el gerente de servicio al cliente.
-No tenemos área de servicio al cliente señora. La jefatura la ocupa la señora Rosario Pérez pero ella no se encuentra en éstos momentos en su oficina, gusta esperarla en línea?
-Conchetumadre, -dice la señora con ira y cuelga el teléfono.

Clara Jiménez siente alivio al ver la línea 1 sin titilar.
Tampoco timbra la dos, y se pregunta qué habrá sido de los gringos Mc Intyre que gritaban desde el aeropuerto. En la tres todavía espera una mujer que con suerte viajará a Punta Cana alguna vez. Hace un rollo con la kilométrica hoja de fax que tapiza el suelo, presiona el portero eléctrico que abre paso a varios mensajeros que le voltean los ojos, que le dicen por fin flaquita, y esperan que firme cargos. No espera ningún pago por los dos días que ocupó el puesto, coge su cartera y cruza la puerta.

De los departamentos de Norteamérica y el Caribe, Europa y Sudamérica salen tres mujeres en su horario de refrigerio. Esperan satisfechas el retorno de Karina Novoa y cuentan las horas hasta el happy hour.