Hoy mi abuelo cumple 85 años. Yo en febrero cumplí treinta al lado suyo. En casa de mi madre deben estarlo amarrando para que no dé el sorbito de partida a una retahíla de whiskys que, estoy segura, lo veré tomar en las siguientes horas. Mi abuelo cumple 85 y yo lo vi salir de un enfisema, de un infarto y de todos los achaques. Juega con su laptop a diario, ve el canal retro. Baja y sube los casi setenta escalones hasta el cuarto piso. Los martes se junta con sus amigotes y lleva una botella, los sábados toma lonche con la tía ñaña. Cada vez que alguien entra a la cocina, el abuelo, que supuestamente no oye, aparece de súbito y ya tiene el vasito whiskero en la mano y la conversación política lista. Agárrate Toledo. Muchas veces es necio, malhumorado y pleitista, pero conmigo siempre esta de buenas y se ríe de absolutamente todo lo que digo. Pone su cara de disgusto y cada cierto tiempo abre la boca para soltar una barrabasada. Me dice viperina, monigote y otras chapitas de infancia. Nunca fuimos de hacer grandes cosas juntos pero creo que en la cotidianeidad de nuestras malasangres radica el encanto y la complicidad. A veces que mi mamá y Giovanna me piden que no le diga algo, espero que se distraigan y le cuento, para que las dos sepan bien quienes son los pendejitos de la casa. Estoy segura de que leerán esto y estarán atentas, pero créanme, volverán a ser burladas por mi abuelo y yo.
3 comentarios:
Feliz cumpleaños tio Angel!!!
Pechu.
Muchas gracias hijita, no esperaba menos de tí. Este comentario lo hago sin el vaso en la mano y dosificando el veneno
Gracias sobrinito Pechu
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