31 de marzo de 2008

SÁCATE LOS RULEROS



Sucede siempre que se decide celebrar algo en casa. Puede ser un cumpleaños, aniversario, ascenso, el día nacional de gallito de las rocas o una reunión de presidentes de gobierno que vienen de todas partes. No importa cuánto se haya planeado ni de cuánta gente conste el comité organizador, es necesario pensar en lo inesperado, todo lo potencialmente saboteador de la alegría. A continuación algunos ejemplos:

· El factor caño roto se presenta un minuto antes o durante la reunión. Sus variantes son el inodoro descompuesto, el corredor vial no terminado y la estación central fantasma. Se aconseja distraer la atención de los invitados y componer el caño con una media rota hasta más tarde.

· Los archienemigos fueron novios, amigos, vecinos, cabezas de naciones limítrofes o compañeros de trabajo antes, pero ahora se la tienen jurada. Entonces intentarán tomar el mismo sanguchito entre mil y ese será un buen motivo para iniciar la batalla. Todos los demás, como una prensa ávida de titulares, esperarán atentos el choque.

· Al plomazo de la fiesta uno lo invita pero cruza los dedos para que se ausente. Ruidoso, gritón y masticador boquiabierto. Señalará el caño roto y generará conflicto entre los archienemigos. Experto en bromas pesadas y agravios gratuitos, el plomazo buscará ubicarse en el centro de la fiesta. ¿La solución? Mirar hacia otro lado, la indiferencia de uno es su kriptonita.

· El vecino rompetonos no tomó bien el no haber sido invitado y arma una fiesta paralela para robarnos la atención y los comensales. Hace toda la bulla posible desde su casa y revienta sus parlantes con un ritmo que pocos bailan.

· Al pariente antisocial la primera copa lo obliga a expulsar una serie de datos secretos del dueño de casa. El apodo familiar, la foto del primer baño. El primo -con o sin maldad- procede a despojarnos de la imagen profesional y de avanzada que tanto nos costó alcanzar. Finalmente a veces resulta mejor inmolarse antes y manifestar abiertamente que nos decían Toli y que tenemos pie semiplano.


26 de marzo de 2008

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No me gusta la pascua

Me desagrada porque no siento nada y además todo el mundo va por ahí echándome a la cara sus vacaciones, sus casitas de playa y todo lo que un adulto juvenil y
con ganas puede hacer cuando le ponen en frente noventa y seis horas
ininterrumpidas de ocio.
Yo no soy juvenil y menos tengo ganas. Para mí las noventa y seis horas dan
exactamente lo mismo que del jueves al domingo pasado. No hago nuevos amigos ni
pachangueo, no como cositas especiales e igual voy el domingo a la casa de mi
madre a tirarme en su cama y cambiar de canales del 2 al 94, al menos vez y
media por minuto.

Aborrezco los días que siguen al domingo de resurrección

No somos alemanes que pintan huevos duros y se los comen como si se tratara de
fresas. No somos gringos que siembran chocolatines en las áreas verdes para
deleite de los niños. No tenemos áreas verdes y si las tuviéramos, mal estaría
que un ejército de chibolos arrasaran con ellas en busca de azúcar.

Entonces quién, quién es la persona que define cuántos containers de huevos de
chocolate hay que importar?

Hoy por ejemplo, en lo que iba a wong por mi café, encontré en cuanta cabecera
de góndola hubo kilos, que digo, toneladas de huevos de todos tamaños y de
oferta, porque obvio, se les quedó la merca.

Ya el hecho de que sean huevos que traen conejos resulta un poco friki, porque
uno no sabe qué podría ocurrírsele a la mitología/marketing-religioso-infantil.
Rosados cerditos que llevan en marsupios semillitas del monte calvario?

Y ahora, quién cree usted que se deshará de tanto huevo?
Yo????
Sip, pienso lo mismo.

24 de marzo de 2008

Dios es un señor que tiene que portarse regio porque las expectativas de su público así lo exigen. Entonces hace puras cosas buenas como por ejemplo el arcoíris, la fosforescencia del mar algunas lunas llenas, los zapatos rojos o verdes, la paz a veces, los cachorros de perro, los cachorros de gato, y los cachorros de otras especies.

En el rubro cachorros uno de los más festejados y por tanto en quien mayor esfuerzo y afán de productividad pone el Señor, es al cachorro humano. En lo que nace un niño, ahí mismito sale alguien a echar aleluyas y cantar las alabanzas. Apenas está claro que el chico está bien vivo, lo bautizan y le compran una medallita, que desde el inicio está condenada al empeño unos quince años después.

Dios es una fábrica de hermosos chibolos. Los lanza al mercado de todos colores, metraje y peso. Vienen recién formateados y con la memoria en cero. Los papás se encargan de enseñarles cosas buenas y malas, les dan de comer y se afanan en mantenerlos bien peinados.

Un día las divinas obras del Poderoso van al colegio. Entran a salones con pupitres en grupos de cuarenta con ruidosa avidez de saber. Ahí sucede lo inevitable y se tuerce el destino de ésta hasta ahora feliz historia de sagrado éxito.
Dios tenía un broder que era su segundo en cuestiones de cielo, que luego se abrió y se lanzó a la presidencia pero por su propio partido. Lucifer, le dicen.

Todos los años apenas Dios en su divina bondad manda a la nueva hornada de chicos al colegio, el diablo le baja diez lucas al portero del plantel, se mete al salón y les regala a todos flautas dulces. Ahí empieza lo que conocemos como infierno.

22 de marzo de 2008

OFF

Abuela sin arroba

Las únicas escenas pascuales que recuerdo en mi vida, son las del par de infructuosas veces en que mi abuela me sentó frente a una especie de rosca con velitas para tratar de ponerme en una actitud propia de la semana santa.

De ella puedo decir que a diferencia de su esposo -mi celular, e-mail y compu maníaco abuelo-, la abuela se fue al cielo hace quince años, sin haber tenido alguna vez una contraseña.

Arroba era sólo el nombre de una medida para pesar cosas y la gaseosa familiar era de un poco más de medio litro. Aún no había Internet en las casas, y la memoria era algo que se ejercitaba con dificultad, no un aparato con capacidad de 8 gigas que se lleva en el llavero.

Si hubiera habido Mp3, los pasos de mi bailarina abuela no hubieran estado sujetos siempre a los designios del programador de radio Cora. El tamaño del minicomponente de nuestra casa, última generación y traído desde Panamá, era más cercano al de un auto pequeño de hoy que al de un Ipod Nano. Con nanotecnologías a la abuela Regina? Cero.

Radical en ciertos aspectos, desaparecía todas las fotos en donde no saliera perfecta, un esfuerzo que pudo haberse ahorrado con un simple delete en la cámara digital, la acción que quien suscribe ejecuta sin culpas, hasta quedar satisfecha. Ella era bonita antes de la existencia del bótox, y se encargó de desaparecer cuanto papel fotográfico sugiriera lo contrario.

Todos los días de su existencia insistió en que estuviéramos juntos. Mi tribu, decía. Después nos separarían varias distancias. Ahora nos mandamos mensajes de texto, correos electrónicos y colgamos las fotos familiares de álbumes online. No nos era necesaria toda esa tecnología para ser recontra felices, como recuerdo que fuimos.

Entonces me pregunto: ¿cuántos correos con presentaciones piadosas me hubiera enviado al mail ésta pascua?, ¿qué nickname usaría?, ¿cómo hubiera manejado mi abuela a su tribu en tiempos de la aldea global?

12 de marzo de 2008


El afiche esperó 8 años para salir del tubo de cartón en el que vino desde tierras de Sam. Estuvo varios días en la marquería que queda en la misma cuadra del Sargento, vereda oeste de la calle Bolognesi. Luego llegó en mi auto a la oficina, lugar en el que estuvo escondido detrás del escritorio hasta hoy, cuando por la mañana el señor Saavedra de mantenimiento entró sin tocar la puerta –actitud muy de moda en este recinto académico- y se quedó parado con la boca abierta mirando de un lado a otro mi oficina y en cada pasada mirándome un segundo a mí, que lo miraba boquiabierta desde mi sillón.

Segundos después preguntó si el ventilador, hoy, a mediados de marzo, lo quería en el suelo o colgado de un rack en la pared del frente. Así está bien, le dije, pero ya que estamos en esas, no podrá ponerme un clavito en la pared para colgar mi afiche?

Una hora después me encuentro asistiendo a un concilio de individuos vestidos de azul, presidido por el señor Saavedra (que viste del color que le apetece según el día y en verano aparece en bividí poniendo al descubierto su tirifilidad). Ninguno me mira y discuten en voz alta si hay taladro, el tamaño de la broca, el tamaño del tarugo, miden, me piden que decida donde ubicar el clavo, lo que hago, pero los cuatro ponen en duda mi decisión una, dos, tres veces. Luego no hacen nada como esperando que yo me vaya de la oficina, no vaya a descubrir el oscuro secreto que hacer un hueco en la pared, clavar un tarugo y luego un clavo, esconden.

Lo consiguen, dejo mi oficina y me voy a ojear el diario a algún lado.

Al afiche de klimt, que después de tantos años ya no me gusta tanto, le tomaron años y el trabajo de muchos, estar finalmente sonriendo en la pared. El problema ahora es que odio el color del marco.

10 de marzo de 2008

ESPECIE PELIGROSA


Sucede que en ciertos casos durante la gestación del individuo, uno de los treinta mil genes que componen el plan del cuerpo humano -llamado el gen entrometido- muta y domina al resto, generando así la existencia de un ser que una vez entre sus pares es científicamente catalogado como El Vecino Metete.

En el cumplimiento de su labor social, esta columna pasa a describir algunas instancias en las que la gente de a pie puede reconocer a dichos sujetos de alta peligrosidad.

En la escuela suele ubicar su pupitre cerca del tuyo. Tiene juguetes muy superiores a tu pelota de trapo, pero ansía tenerla entre sus manos porque así daría fin a tu diversión. Espía las páginas de tus cuadernos, acusetea a los maestros sobre cualquiera de tus movimientos y distribuye información falsa entre tus amigos. Por culpa suya uno está siempre al borde del jalado en conducta y la soledad en los recreos.

Si estás en el trabajo, desde la oficina de al lado el metiche fiscalizará todos tus actos, escuchará todas tus llamadas telefónicas para luego solicitar reuniones con la jefatura en donde denunciar faltas inexistentes.

El entrometido en la casa de al lado estará al tanto de todas tus entradas y salidas, tanto como de las entradas y salidas de todos. Intentará en las reuniones de vecinos establecer un reglamento que norme tu vida de acuerdo a la suya y esparcirá chismes orientados al conflicto, porque si divide, campeona.

El vecino metete es rey escalando posiciones y alcanzando un éxito que se basa en la desgracia ajena. Es así como a veces alcanza altos puestos de gobierno.

El peligro de un Vecino Metete, cuando queda al mando de una nación, consiste en que intentará dirigir los destinos de las naciones cercanas. Insultará a quien quiera públicamente y fungirá de carbonero en asuntos de países que no son el suyo.

Por que el gran problema de un metiche es que también envidia. Juguete, oficina, amigo o nación, con lo suyo no le basta. Y en la búsqueda de más, propicia la guerra.

5 de marzo de 2008


yo a mi perro lo quiero tanto y de manera tan exagerada y pública, que en mi familia no está mal visto que yo diga que encuentro que takle se parece cada día mas a mi abuelo.

aclaro que mi abuelo no tenía ni un gramo de cara de perro, pero takle hace de vez en cuando - quizás porque sabe que me gusta mucho- una especie de pucherito con el labio inferior, que mezclado con los cachetes algo pellejudos y el cuello chorreado, me recuerdan, no sé...
cada uno con sus recuerdos pero lo importante es que cuento por lo menos con la aprobación de mi madre y tía, otras dos deudas cercanas de don ángel. ah, y el perro muy feliz.

3 de marzo de 2008

lloramos, o qué?

La recatafila de indignados ante el talk show de la Bozzo pudimos levantarnos felices hoy día.

Anoche, a la gorda pelirroja que estuvo toda la semana en el canal 5, se sumaron una embarazada y un individuo de apariencia pirañosa. Los tres, uno a uno, se sentaron donde Bayly a denunciar a Laura por fraude.

-La gorda recibió un pago por encarnar un personaje, probándose como actriz.
Pidió perdón a su público y se ofreció veinte veces como reemplazo de Esmeralda Checa.
-La embarazada había vomitado de asco porque el guión justificaba que bese a un desconocido que hacía las veces de su marido. Le dio al pata dos halls y ella se comió un trident. Más allá del dinero, lo hizo esperando conseguir un contrato en el extranjero. Así dijo.
-Pajarito (subespecie de Cesarín, el hermano pastel de Lupita en Mi Secretaria) dejó claro que vendería a sus diecinueve sermanos por luca china. Tiene un talkshow mucho más entretenido que la Bozzo, en vivo desde los barracones.



Ahora sabemos que lo que mostraba ese programa es falso y no la realidad del Perú, como ella dijo. Gracias a la entrevista de Jaime se pudo probar que este no es un país de choclones que se sacan el ancho permanentemente, sino un país de achorados que se venden por cien lucas, y que se arrepienten por ciento veinte.
desde que pintaron la oficina se ha vuelto una especie de pecera azul que se ve desde la benavides, una vez que afuera es de noche y adentro se prenden las luces. por eso, tengo especial cuidado de no andar ventilando manías desconocidas mientras trabajo, de seis y media en adelante, para evitarme el peep show de regalo a vecinos y guachimanes.


muchas noches paso por la puerta de mi trabajo de noche camino a higuereta. de ellas, casi todas veo la luz de mi oficina, que no comparto con nadie, encendida. la semana pasada también pude divisar una cabecita a lo lejos, por lo que detuve el auto y me estacioné frente a mi propia ventana. Esperé.


La señora de la limpieza, auricular en mano, se despachaba hablando de lo más feliz por teléfono mientras leía mis papeles y revisaba mis cosas. Diez, quince minutos me debatí entre aparecer de sorpresa y pillarla con las manos en la masa (mis chocolates, mis apuntes, mis caramelos de chicha, mis documentos privados y el teléfono hacía tanto) o seguir de largo. Ya hacía demasiado que me faltaban chocolates enteros, así que me decidí a entrar, con ropa de vestir y slaps. Choca con lo que quieras Eustaquia, pero a mis dulces los respetas.



CUAL BANDADA DE PALOMAS



Salvo que quien lea esta columna haya sido uno de esos alumnos madrugadores, bien peinados, con el cuaderno al día, la manzana en la mano, el mocasín al griffin y que se aburría en casa los feriados -suma de adjetivos casi siempre englobada por el peruano y políticamente incorrecto término chancón-, usted debe admitir que para los escolares estos últimos días de febrero representan un caluroso paseo hacia el cadalso.

Personalmente aún me torturan las memorias escolares de los primeros días de marzo, de los domingos familiares cuando todo era felicidad hasta que de pronto reparaba angustiada en el tiempo que corría sin remedio hacia el lunes, de la brevedad de los recreos, de la martirizante clase semanal de educación física.

Entonces, ¿por qué llegada la madurez con su batería de normas y parámetros, hasta los peores ex alumnos empezamos amnésicos a mirar a los niños con cara de sapiencia y a hablarles levantando el dedito de la superioridad cuando se rebelan frente al colegio?

Es obvia la vital importancia de una buena educación para el desarrollo de uno y de los pueblos, que es necsario preocuparse de que ésta sea mejor y de que los chicos aprendan de sus maestros todo lo posible –obviando el cobro de comisiones y la violencia huelguista-, pero que levante la mano aquel que no sufrió para despertarse al comienzo de clases, el que no tuvo calor con el uniforme, el que no se perdió los últimos capítulos de marco o candy, porque arbitrariamente transmiten los mejores dibujos a las once de la mañana.

Cuando me vea al espejo y encuentre un búho con lentes, birrete y diploma en la mano, que somete a hijos o sobrinos a la letanía de que la escuela es la etapa más feliz de la vida, sabré que me he graduado de vieja, con especialidad en vinagre.

Mientras, desde esta columna me dirijo a los chicos que le sacan el jugo a las últimas horas del recreo larguísimo del verano para manifestarles mi total solidaridad.
para la republica el viernes pasado