-Viajes Ecuador, buenos días.
-Buenos días, con Iris López, por favor.
-Un momentito, le paso.
-Buenos días, con Iris López, por favor.
-Un momentito, le paso.
A ver, Iris López, chequear el cuadrito de anexos, 303, marcar, pasar la llamada y listo. Timbre, mi escritorio queda frente a la puerta de vidrio y veo a un señor sostener un paquete envuelto en craft empujar al oir el ñé del portero eléctrico.
-Para Rosario Pérez.
Recibo, dejo el paquete en el despacho de la jefa, vuelvo y el tipo sigue ahí.
-Necesita algo más?
-Su firma en el cargo.
Claro, la firma en el cargo. La central telefónica se está cayendo a timbradas.
-Viajes Ecuador, buenos días.
-Con Iris López, señorita.
-No contestó? Disculpe señora, le comunico de inmediato.
Cuadrito de anexos, Iris López 303, marcar, pasar la llamada y listo. El mensajero está impaciente pero los cinco mensajeros anteriores sustrajeron por error todos los lapiceros posibles. Línea dos, un personaje que grita en inglés.
Ayer Rodrigo de la central de taxis llamó para algo, cuando le estaba pidiendo al delivery el almuerzo de mi robusta jefa. En mi papel de Jefa de Turismo Receptivo, le había pedido un servicio del aeropuerto al hotel para dos canadienses. Cómo podía saber los códigos, que pax era pasajero, que se ponía x2 en vez de redactar una carta.
-Ya flaquita linda, yo te enseño, pero hay que salir a comer algo, a tomar una chelita…
-No me diga flaquita, por favor. Soy Clara Jiménez, Jefa de Turismo Receptivo.
-No me diga flaquita, por favor. Soy Clara Jiménez, Jefa de Turismo Receptivo.
Rodrigo de la empresa de taxis ocupa el puesto de gerente y se encarga personalmente de las reservas. Odia las negativas y es sumamente vengativo.
Hoy por la mañana, pax Mc Intyre x 2 llego de Canadá al aeropuerto esperando ver en la mano de un chofer un cartel con su nombre, pero no había nada. Eso yo aún no lo sé, pero ya escucho a alguien vociferar en inglés por teléfono, al mismo tiempo que encuentro un lapicero y le hago una equis en el cargo del tío que trajo el paquete, quien voltea los ojos hacia arriba y exhala a gritos tratando de evidenciar su disgusto y mi estupidez.
Línea 1 y línea 3 tienen sus luces intermitentes bailando frente a mis ojos hace ya mucho rato. Trato de traquilizarme, digo esquius mi-guan second plis, y dejo a quien sea en hold mientras contesto de tin marín, la línea 1.
-Viajes Ecuador, buenos días.
-Oiga señorita, estoy al teléfono casi diez minutos y es la segunda vez que me deja timbrando y vuelve a contestar. Está o no está Iris López?
-Uy señora, disculpe por favor. Enseguida le paso.
-Oiga señorita, estoy al teléfono casi diez minutos y es la segunda vez que me deja timbrando y vuelve a contestar. Está o no está Iris López?
-Uy señora, disculpe por favor. Enseguida le paso.
Pienso en cómo un ser humano cálido puede mutar en casi diez minutos y adquirir la voz de una loca amenazante mientras marco de memoria Iris López al 303.
Iris López, jefa del área de Norteamérica y Caribe, trabaja en Viajes Ecuador hace quince años. Tiene una pandilla con Mónica Torres del área de Europa y Natalia Ríos de Turismo a Sudamérica. Juntas almuerzan todos los días en la pequeña cocina de la agencia--dejando el ectoplasma de sus tapers sobrevolar la oficina durante horas--y los viernes caminan por el jirón de la unión oleteando hasta llegar al Bohemia en happy hour. Turismo receptivo había sido el puesto de Karina Novoa, una chica que llegó a los veinticinco años de Tarapoto y se convirtió en una especie de mascota del grupo. Por la tarde, cuando la jefa no estaba, las cuatro tomaban un break de teléfono, chamba y computador, y se hacían las uñas, compraban y vendían cosméticos por catálogo y se apañaban los coqueteos con los demás oficinistas que frecuentaban el mismo happy hour de los viernes. Hace dos semanas Karina dio a luz a Joaquín López Novoa, hijo suyo con Rodrigo López, hermano de Iris y proveedor de servicio de taxis contratado por Viajes Ecuador.La máquina de faxes ha vomitado una especie de alfombra que avanza en el suelo a mis pies mientras el teléfono se ha convertido en un aparato titilante que no cesa. El mensajero sigue parado en la puerta y me doy cuenta de que no puede salir mientras yo no presione el botón del portero eléctrico. Lo hago y al tiempo que se va, lleva consigo mi único lapicero. Contesto con temor la línea 3 y es una señora que quiere un paquete all inclusive a Punta Cana. Dónde diablos queda Punta Cana? La línea uno sigue timbrando y no la contesto por miedo, hasta que no aguanto más y digo
-Viajes Ecuador, buenos días.
-Viajes Ecuador, buenos días- dice la mujer histérica imitándome con voz engolada y cantito subnormal, cuando un nuevo mensajero aparece, llega el delivery del almuerzo de la jefa, y junto con otros tres, tocan incesantemente el timbre mientras me miran a través del vidrio desarrollar un tic nervioso de última generación.
-Viajes Ecuador, buenos días- dice la mujer histérica imitándome con voz engolada y cantito subnormal, cuando un nuevo mensajero aparece, llega el delivery del almuerzo de la jefa, y junto con otros tres, tocan incesantemente el timbre mientras me miran a través del vidrio desarrollar un tic nervioso de última generación.
-Mira mamita, tengo quince minutos esperando en el puto auricular y todas las veces contestas tú diciendo la misma cojudez. Quiero hablar con el gerente de servicio al cliente.
-No tenemos área de servicio al cliente señora. La jefatura la ocupa la señora Rosario Pérez pero ella no se encuentra en éstos momentos en su oficina, gusta esperarla en línea?
-Conchetumadre, -dice la señora con ira y cuelga el teléfono.
-No tenemos área de servicio al cliente señora. La jefatura la ocupa la señora Rosario Pérez pero ella no se encuentra en éstos momentos en su oficina, gusta esperarla en línea?
-Conchetumadre, -dice la señora con ira y cuelga el teléfono.
Clara Jiménez siente alivio al ver la línea 1 sin titilar.
Tampoco timbra la dos, y se pregunta qué habrá sido de los gringos Mc Intyre que gritaban desde el aeropuerto. En la tres todavía espera una mujer que con suerte viajará a Punta Cana alguna vez. Hace un rollo con la kilométrica hoja de fax que tapiza el suelo, presiona el portero eléctrico que abre paso a varios mensajeros que le voltean los ojos, que le dicen por fin flaquita, y esperan que firme cargos. No espera ningún pago por los dos días que ocupó el puesto, coge su cartera y cruza la puerta.De los departamentos de Norteamérica y el Caribe, Europa y Sudamérica salen tres mujeres en su horario de refrigerio. Esperan satisfechas el retorno de Karina Novoa y cuentan las horas hasta el happy hour.
3 comentarios:
Dramático, a veces pasa lo mismo en mi oficina.
dios...
oh my god....
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