28 de enero de 2008

Falso Sol



Viaja por mi ciudad una apretada neblina. Hace calor y no hace, llueve a veces. El sol está y no está como el sol que tuve un día, el que llegó a mi poder en el vuelto de algo comprado.

No sé qué quise pagar, lo que recuerdo fue mi sorpresa y el sofoco infundado cuando el vendedor me acusó de querer circular dinero hechizo. Yo, que de inspectora pecuniaria no tengo un pelo, no me hubiera enterado nunca. Pagué con un billete, me senté en una banquita y estudié curiosamente el falso sol que brillaba en la palma de mi mano.

Indignada descubriría, debajo de una mentirosa lámina, una moneda antigua de esas nacionales tan plateadas y de tamaño similar a las del sol, que pesaba y tenía las ranuritas del borde iguales.

Provisto de la platina interior de una lata de kirma o quizás de milo, un ser –de oscuras intenciones y gran paciencia- había repujado en ella vaya dios a saber con qué, la superficie de la cara de una moneda de a sol, con la finalidad y resultado de copiar lo más dignamente posible el bajo relieve octogonal e inscritos en éste los laureles, UN NUEVO SOL y el trapecio rayado con una inscripción dentro que desconozco. Para el acabado final rellenó con terokal cada curva y línea y esperó que sequen. Luego recortó con ciencia su moneda de platina y la pegó sobre el metálico que yo tenía frente a mis ojos. En el sello sonreía, vegetal, mineral y animal, el mismo escudo en ambas.

Dejé de sentirme vilmente timada durante algunos minutos para imaginar a la persona capaz de semejante filigrana. La guardé en el bolsillo para luego volver a casa y enseñársela a todos. Una vez delante del público ansioso por verla, caí en cuenta de que ya no estaba. Ni magia ni teletrasportación, simplemente pagué algo en el camino a algún otro distraído que ya deambulaba las calles llevándose un falso sol.

Nunca volvería a sentir tanta ternura frente a una estafa. Sería estafada varias veces más sí, pero por gente vil y sin un ápice de vocación artística.

2 comentarios:

t. dijo...

siempre me ha intrigado eso de las monedas falsas. me hace pensar que la plata es una cuestión de actitud, como quien dice. porque imagínate, qué pasaría si todos aceptáramos monedas y billetes falsos? si pasara de mano en mano, haciéndonos todos los que no detectamos el engaño?
claro, seguro algo pasaría con la macroeconomía pero eso afectaría la vida diaria?
a veces pienso que la plata no existe (más que en nuestro cerebro).

p.s. falso sol = falsol

raúl garcía pereira dijo...

la plata no existe más que en nuestro cerebro.