13 de octubre de 2010

SOY ADMIRADORA DEL CHIBOLO

Me gusta desde que apareció en los medios como un disidente de quince años que caminaba por las ondulantes baldosas de Río que yo vi en la tele cuando Sonia Braga era la mujer más linda dentro de la pantalla. Esa vez me encandiló su actitud de Macaulay Culkin inflado de hormonas que iba corriendo detrás de un mujerón de treinta que la prensa catalogaba de vividora, de barata de Botafogo. Ahí lo descubrimos, cuando al mismo tiempo que vendía su laptop para conseguir de qué vivir en medio de la calentura brasileña, su abuelita abrazada a una foto le pedía en el noticiero que regrese, que ya estaba preocupada por él. Maestre opinó que el joven buscaba una madre y el adulto Gran Maestro Internacional le recomendaba alejarse de los placeres de la carne, le decía que eso no lo llevaría lejos, que no sea jugador.

Emilio Córdova vuelve al Perú de la mano de su madre biológica, dijo la prensa y todos respiramos aliviados y Lúcar feliz de haber pagado los pasajes para tener ese domingo los pormenores del rescate y regreso del hijo pródigo a los brazos de su madre y de la tierra que lo vio nacer, que no eran ni por asomo tan entretenidos como Adriane y Río. Bienvenido a tu patria ñañito, cómete tu cuáquer.

Lo vi hace meses parado en una esquina. Confieso que me emocioné y que grité por la ventana del auto ¡Emilio!, para después sentir vergüenza de fanatiquear tan abiertamente y gracias al cielo la luz cambió y me fui sin saber si me había oído. Estaba más grande y lucía como el hijo de Johny Orozco. Un año en tiempo Emilio son como cinco de los nuestros. Se deiviseó, pero a él se lo perdono por lo que pasa debajo de los rayitos, ahí donde las cosas se mueven a su antojo. No lee el libreto y dice lo que se le viene en gana. Se manda a mudar, vive de ganar partidos, tiene diecinueve años y planea casarse con una trebejista matancera. No se la lleva papayita, pero se la lleva entera.

A algunos les jode, les disgusta un poco verlo y quisieran que no esté en el circuito. Imagino que no es precisamente lo que el ministerio define en los libros de colegio como un buen alumno, ni es el hijo soñado de un comerciante de talentos y menos pasa el casting para niño símbolo de una campaña de valores juveniles como los otros ajedrecistas que sí son fruto de una disciplina férrea, de no ver televisión, de comer toda su comida y evitar las malas compañías. Los chicos buenos no se enamoran como necios y menos mandan todo al diablo. El distinto estorba, por eso la federación parece no quererlo mucho y dicen haberlo invitado al mundial pero la firme es que
no lo invitaron del todo y para remate el tipo llega y juega y gana. Chúpate esa mandarina.

A mí me gusta su inmodestia, que tenga carácter de estrella de rock y no de ajedrecista chancón, que sea un natural aunque serlo le signifique ser también la pesadilla de cuatro tipos hechos sin talento pero con odioso esfuerzo y que son justamente los que dirigen la disciplina y definen el apoyo.

Adelanta jugadas Emilio, trae un título enorme y esos cuatro estarán en el aeropuerto hablando las maravillas de tu ser, usando polos en los que saldrás sonriendo con tu nuevo peinado. Vendrán comerciales de dentífricos y supermercados. Bienvenido a tu tierra, sé bueno y cómete tu quinua atamalada.

6 de octubre de 2010

PAJARITOS PREÑADOS

Así decía el abuelo cada vez que de chica me ilusionaba con cosas increíbles. Abue, me han comprado estos Sea Monkeys, les echaré agua y cuando crezcan serán como caballeritos acuáticos! Si me tomo cincuenta cocacolas al día es muy probable que gane el minicomponente! El disco de Kiss oído al revés tiene mensajes satánicos!

Estás creyendo en pajaritos preñados, decía riéndose y negando con la cabeza. La abuela en cambio, sabía que tarde o temprano yo conseguiría implementar una bomba casera con mi juego de química y por eso siempre estaba monitoreándome a metros. Admito que nunca logré hacer explosionar la casa y que era buena y esperaba con fe que los sea monkeys aparecieran y se saludaran elegantemente como lo hacían en el empaque. En lugar suyo aparecieron unos asteriscos que con nula gracia flotaban en el agua mugre.

Siempre me han ilusionado esas historias de progreso desde cero. El rey de la papa, la reina del pollo a la brasa, el señor que era mozo de un restaurant al que hoy le pago una fortuna por comer un chorizo en su propio restaurant. Por eso cuando hace poco me llamaron para presentarme a un señor que es líder en Gamarra, salí perfumadita de la casa con la mayor emoción. Gamarra, la niña símbolo de lo progre.


Nos recibe un caballero de unos sesenta años. Es puneño, específicamente de un pueblo pequeñito en honor al cual ha bautizado el emporio de bienes raíces que es de su propiedad. Estamos en un edificio de diez pisos hecho mitad cemento y mitad vidrios polarizados. Tras el individuo una gigantografía con las fotos de los otros nueve edificios de diez pisos que le pertenecen. Impresionante, digo yo. Es producto del esfuerzo, dice él. Me habla de su pueblo y su región, sobre la que panea, ostenta el título de tener la mayor cantidad de danzas folklóricas. Menciona a sus padres y me cuenta cómo y cuándo llegó a Lima en calidad de entenado, de chiquillo que dormía en el suelo y lavaba platos, pero que siempre tuvo la capacidad de ver más allá. Yo feliz, cara de júbilo.


El señor puneño ha hecho una fortuna en base a las confecciones primero y luego a la construcción y alquiler de locales para los que confeccionan. Lo ha logrado sudando dice, mientras yo intento calcular los metros cuadrados por edificio, por diez edificios, a muchos miles de dólares el metro. Han pasado pocos minutos y yo estoy orgullosa de él, orgullosa de Gamarra y orgullosa de los peruanos, incluyéndome hacia mis adentros dentro del grupo progre por osmosis. Ese pudo ser un buen momento para irse sonriendo, pero el empresario procedió a enseñarnos el método de su éxito.


En mi pueblo hay tres mil, los otros diez mil vivimos y trabajamos aquí. Yo por mi trabajo he conocido China, porque no ha mejor manera de progresar que copiar a los que progresan. Acá en el Perú, la gente quiere saber muchas cosas, allá con saber una bien sabida, se gana un sueldo. Mire por ejemplo (y aquí íbamos subiendo piso tras piso de talleres y almacenes), en éste piso trabajan cientos de personas, les hemos habilitado un espacio en el piso de arriba para que no necesiten ir a sus casas, ahí duermen. Comen arriba en la cafetería, ve? Así la plata va girando aquí mismo. Eso sí, no permito que ninguno de mis empleados use reloj. El que usa reloj está pendiente de las horas, quiere salir, depende. Cómo se va a ganar plata si la gente depende de algo? Hay que seguir el ejemplo de los que progresan pues…

Asustada hago la pregunta final. Y qué va a pasar en unos años con su pueblo? Verá usted, yo tengo un plan. Voy a construir un gran hotel y una carretera desde el Titicaca y así explotaremos el turismo en la zona. Le conté que tengo la única máquina en el Perú que hace tejidos para hacer globos aerostáticos? Aún no sé en qué usarla pero pronto la pondremos en marcha.

Sigo creyendo en el progreso pero paralelamente le ruego a los santos que ese señor y su idea de progreso no aparezcan sobrevolando mi casa en un zepellin. Mi abuelo que era sabio diría boba, qué globo ni qué niño muerto!

23 de junio de 2010

a cada manía un milagrito

Y entonces victor y yo caminábamos buscando la boca del metro por algún lado (aunque yo confieso que también buscaba desesperada alguna tienda y luego encontré una de mascotas donde compré objetos inútiles y peluches para galatea, grifos de agua de hule para takle y un asterisco de pelos para la gata esa negra, porque cuando salgo de viaje empiezo a sentir un poco de cargo de conciencia al pensar que esa gata por ejemplo, jamás pisará ni la esquina, uno porque no quiere y dos porque poniendo una pata afuera de la casa de mi madre justo seguro que el metropolitano cambia de ruta y la pisa de todas maneras, motivo por el que limpio mi conciencia comprándole un objeto de un dólar mas taxes y ya no me importa en absoluto el pasaporte sin estrenar del animal), cuando de pronto en una de esas calles promedio que salen en las pelis donde las casas son de dos pisos mas sótano y algunos edificios, todos muy antiguos pero con sus plantitas bien cuidadas que se dan besos con los árboles, una foto en el suelo.


Una foto en el suelo con marco y vidrio roto fresco contra el suelo a cuadraditos de una calle equis a unas 4 cuadras del parque central, yaciendo en la vereda con la cara viendo hacia el cielo. Sólo verla ya te hacía sentir cierta ansiedad, o alguna vergüenza mezclada con pena o nostalgia o confusión. Una novia alta, con un vestido de diseñador de esos que ya volvieron, con velo sobre un peinado tradicional de calculo los setentas y cara de contenta, de novia.


Me tomaron como cien segundos convencer a vix de que nos la llevaríamos. Antes de levantarla del suelo miramos hacia las ventanas del edificio buscando alguien que nos detuviera. Nos la llevamos porque estaba tirada en el suelo y es mía porque la encontré ahí. Una vez con el marco de mediano tamaño en la mano, salimos caminando a la velocidad de la luz, pero yo iba convenciéndonos de que si la habían lanzado por la ventana, el hecho de que ya no estuviera quizás llamara a la reflexión a alguien o quizás no y nos estábamos llevando un triste recuerdo y dándole la libertad a esa mujer o cualquier cosa que se me ocurriera entre la hiperventilación y el sudor de esa maratón en nueva york a media tarde. Luego sacamos de un módulo de plástico un periódico gratuito para hispanos y envolvimos el marco que se veía cada vez más grande, un poco por pudor.


Yo puedo asegurar a riesgo de quemarme las manos que esa mujer que debe ser de la edad de mi madre jamás imaginó que su foto de bodas terminaría en la sala de una carla garcía en lima Perú, como tampoco Irmtrud la alemana que se murió en un asilo en berlin y de la cual tengo el álbum de fotos, o el bebito de la foto carnet que encontré en el suelo de la oficina de admisión de la san martín y menos la mujer andina cuya foto se me reveló dentro de la revista in de lan en un viaje del que ya no recuerdo nada.

25 de mayo de 2010

esta también soy yo.

acabamos de llegar al Cusco en el que debería ser el viaje final del proyecto. en el camino un turista oriental sin modales y con flatulencia de un lado, un joven que creo que no apagó su iphone de telemercado en todo el viaje, del otro.

ensayo un juego que he inventado que consiste en escuchar cualquier frase y de inmediato agregarle mentalmente las palabras "por eso lo (la) maté".

el chino del 20J se tiró un pedo, por eso lo maté. detrás de la sonrisa de la aeromoza vive el vacío, por eso la maté. querían comer chifa la primera noche, por eso los maté.

apenas llegando a cusco una enorme hamburguesa publicitaria exterior me sonríe sobre el cerro frente al aeropuerto y pasando por un óvalo donde he dado la vuelta por lo menos veinte veces lo que parecen ser bolognesi y el mariscal castilla dialogando aparecen como la novedad ornamental del alcalde, dorados y enormes.

tengo miedo, tengo pánico escénico y sé que mi chamba audiovisual no es una casita de paja ni una de ladrillos. es una casita humilde de madera, pujantita, rústica dirían las viejas, pero qué acogedora.

mi trabajo en el mundo académico como fue hasta hoy, era inversamente proporcional a mis desarrollo creativo, por eso lo maté.

El Niño del Cusco se presenta en Icpnac (cusco), éste jueves 27 a las 6pm.
la entrada es libre y estaré yo nerviosa y con miedo pero siempre sonriendo y haciendo nuevos amigos.

9 de mayo de 2010

ESTUDIO MADRE *

Con motivo del mes de mayo he realizado un riguroso estudio que concluye en la descripción de las tres especies que asoman abiertamente:


1. La mamá senior es una señora muy seria. sus hijos ya son grandes y mantiene una relación telefónica y dominguera con ellos que es 70% amor, 30% crítica y sacada al fresco. La ocupan temas como la salud de sus hijos y está avocada a la malacrianza de sus nietos. Es una experta en inducción de nostalgias y arrepentimientos.

2. La mamá junior recién tuvo un hijo aunque juró no hacerlo. Llegó a los treinta sin más responsabilidades que sí misma. Ahora cuando el hijo estornuda corre a navegar online, lee libros, consulta varios pediatras y llama a su mamá –senior- para asegurarse de que es sólo un resfriado. Ya en el cuarto mes de embarazo evalúa posibles colegios y universidades.

3. La mamá mamá, sujeto central de mi estudio, crece con su hijo. Lo ha dotado de una libertad y pensamiento crítico que en los primeros años ejercerá fieramente con ella. Puede comerse todos los chocolates del país, parar con tus amigos o partirse el peroné saltando a lo loco. No será nunca senior porque está a mil con la tecnología, duada en el celular y agregada al messenger con el hijo y sus amigos. Estratégicamente lo educó en casi todo, menos en temas eléctricos y de gasfitería, obedeciendo a un inteligente plan que luego le permite protagonizar todas las mudanzas y ser agente de solución en cualquier accidente casero. La mamá mamá no se esfuerza en dar el ejemplo. Inicialmente el hijo frunce el seño, pero luego muere de amor por su madre y sale a comprar más chocolates, cervezas, o la lleva a enyesar, según sea el caso.

Educada por ella en la objetividad y el análisis, puedo decir que mi madre no es mejor que la tuya en muchas cosas. No es la más ordenada ni la más sutil. No califica en categoría tejido y costura, en velocidad o en salto alto, pero queda entre las diez más divertidas del mundo, bronce en ortografía y en ají de gallina saca oro.




*En este blog se recicla: esta fue una columna escrita para el diario La República en el año 2007.
**Actualización y reclamo público: las mamás no deberían tener facebook, eso autoriza a los los hijos treintones a hacer pataletas.

28 de abril de 2010

éste breve post tiene ínfulas de actualización para aquellos quienes de vez en cuando pasan por aquí buscando algo. estoy ocupada en un temita. de hecho, estoy ocupada en un temita in and out hace como tres años, pero el asunto está por terminar pronto, con la venia de mi santito, y como estoy en las últimas los niveles de nerviosismo y ansiedad crecen y tu que pensaste que veraneabas en indonesia de repente acabas amarrado a un árbol algunas horas, si consigues salir de esta ola que soy yo, con vida.

porque al final -y esto mucho más sencillo decírselo a quienes no conozco que a mis víctimas cotidianas- este trabajito mío me da mucho miedo terminarlo y no terminarlo. me da miedo que se quede a medias, me da miedo que funcione y me da miedo que no. entonces el miedo lo toreo tomando café helado y café caliente y chacchando chocolate en ingesta frenética, dos actividades que me convierten en una bolita histérica para dicha de mis amigos y familiares.

sin embargo hay momentos en que vuelvo a mis lugares felices de infancia, como esta mañana, cuando le contaba en voz alta a la gente que sí trabaja, cierto episodio en el que a los 3 años, fui de paseo al estadio nacional y conocí a un moreno futbolista a quien secretamente quise besuquear desde entonces. creo que ya no apetece, pero da lo mismo. ídolo de infancia es ídolo para siempre. yo tuve mi amor futbolero y de mi momento quedó una huella en la pizarra de edición que adjunto como prueba, y antes de irme nuevamente para volver si acaso alguna vez, quiero manifestar que si no soy una diablita de la cumbia de esas que persiguen peloteros, es porque no paso el casting por exceso de diámetro.


8 de marzo de 2010

condescendencia

Como a Magaly Solier en sunset boulevard, a quien la buen Mávila le preguntó cincuenta veces si había soñado alguna vez con ése lugar. Alguna vez soñaste con esto? Te acuerdas de la película MagalY? No te sientes un poco como Julia Roberts en Pretty Woman?

Yo me siento un poco como Julia Roberts en Pretty Woman, Mávila, salvando las distancias.
Hoy es el día de la mujer que se supone existe desde hace cien años y por el que me saludan desde el 93. Entonces era como si yo misma hubiera vencido una lucha que pelearon otras, o como si en el 92 hubiera estado sometida y recién cuando me saludan ya soy hecha y derecha, te lo digo con el taco. Han pasado 17 años y cuando hablan de mujeres imponentes y de historias internacionales me imagino a mi bisabuela que doblaba en ocho el pie para caber en un zapato femenino y que no decidía mucho sobre su pie, ni sobre su propia vida o muerte y también me acuerdo de mi abuela, que era bastante más de avanzada y que hacía teatro y usaba ropa cul y calzaba abiertamente 38 porque eso entonces ya no importaba, y que sabía qué olor era marihuana o nó, pero que cuando niña me decía que sea buena con mi papá, que las hijas de padres divorciados tenemos que ser buenas y afectuosas para que así nuestros papás no se olviden de querernos, como le pasó a ella con su papá.

A mí también me han hecho preguntas estúpidas como las de sunset boulevard, me han mirado y acariciado la cabeza como tocando a un caniche imaginario y me han dicho carlita, y flaquita y mamita y he sido jerma de un par de idiotas y novia de un par de chicos buenos y mis propios subalternos me han mirado hacia abajo porque soy chica, y he tenido que ir a cenas de trabajo estando a dieta y he cerrado la puerta de mi oficina para llorar por un hombre y he mentido mil veces para lucir invencible.

Vengo a esta oficina casi todos los días para tener un sueldo que me permita hacer una vida sola y sustentar todas mis mañas. Mucho de mi sueldo se esfuma en manos de talentosas señoritas que tajan mis extremidades y pulen mis cabelleras para hacerme apetecible. Apetecible vengo a la chamba y salgo a tomarme una copa de cuando en cuando. Fumo como china en quiebra, dicen ciertos hombres. Pago ese vicio con la plata que me queda, y compro ropa. Zapatos sobre todo, lo más incómodo posibles para manejar el auto y subir escalones hasta la oficina, hasta mi departamento. Tengo chapas en la cartera.

He sido una puta y he sido la reina querida de alguien, igualito que Julia. A veces he sido las dos al mismo tiempo.

17 de febrero de 2010

la foto

escondido en algún lugar de ésta foto de mi infancia en un mundo de mujeres, encontré hace poco el motivo por el cual soy fanática de los espacios vacíos.
entendí al fin por qué casi me empeño en perder cosas que podrían ocupar algún lugar y recordé que el tema con los animales viene desde el comienzo.



Culpo abiertamente a mi madre y abuela por las obsesiones con el teléfonos y los crucigramas, en ese específico orden.
En esta foto solo falta una compu, un chocolate y algún príncipe quien calce las slaps que yacen esperándolo. :)

16 de febrero de 2010

la era del dragón terminó hace mucho (y yo recién me doy cuenta)

Te acuerdas de Cucharita, me ha dicho Luisale que es mucho mas chico que yo, y yo le he contestado claro que me acuerdo pero la verdad es que ya se me estaba perdiendo Cucharita entre tanta cosa que hay que ir refrescando ahora último.


Tengo dos cucharitas, el primero era el payaso de moda cuando yo era niña o quizás era el nombre de moda de los payasos, pero Cucharita estaba en todos los tonos. Todos, medianitos o ricos, breña o ese distrito tan lindo cuando yo era chica, chacarilla del estanque. Cucharita tenía el don de la ubicuidad y ya era como un familiar que encuentras en todos lados, lo que en el fondo me hacía sentir comodísima en los santos, razón por la que siempre tenia la sensación de que él y yo éramos en algo cómplices y que yo ganaba los concursos de baile sencillamente porque era su favorita. Pero lo cierto y recién ahora lo acepto, es que cada vez que yo me acercaba a Cucharita como para hacer charla y comentar qué fiesta era mejor que ésta en la que estamos, el payaso me miraba como si nunca me hubiera visto y se daba media vuelta o me seguía la conversación como si yo fuera una niña de seis años común y corriente y no existiera entre nosotros un nexo especial. Eso nunca me detuvo, y hasta los siete años incluso, yo fui bro de Cucharita el payaso de moda, a pesar de su amnesia y su falta de ganas.


El otro Cucharita doy fé de que era único. Lo ví por primera vez a los 13 años en el Curich de Barranco y es obvio que Luisale se refiere a él, porque no puede ser otro. Cucharita llegaba al bar por las noches y si habían cuarenta centímetros cuadrados de suelo libres, ponía su trapo y empezaba el espectáculo.


Habían varios tipos de trucos. Los trucos con fósforos y botellas, en los que Cucharita balanceaba una botella sobre su barbilla o en el entreceño sobre un fosforito y luego se servía chela de la cabeza al vaso, o vertía chela del vaso a la botella, o pisco, o lo que hubiera a mano, con una precisión increíble y fijándose bien, uno se daba cuenta de que en la frente tenía un hueco minúsculo, lugar en el que al menos 15 veces por noche se ubicaba el palito para hacer la maroma, todas las noches durante muchos años.


Luego, estaban los trucos con el pañuelo. Entonces dependiendo de los buenos tiempos o los malos, sacaba un pañuelito publicitario, parado sobre su estrado que era una toalla publicitaria o no, y lo arrugaba, lo manoseaba, nos entretenía con su voz que era parecida al ruido que haría una cadena de bicicleta si hablara, lo hacía bolita y luego pedía que alguien sople, y zas! el pañuelo se erectaba y Cucharita decía, este truco se llama viagra, y todos nos matábamos de risa, a pesar de haber visto el mismo truco ocho millones de veces y de querer ir al baño sin poder dado que cucharita el estrado improvisado por el mago cerraba el paso siempre.


Se vestía con un saquito y usaba un sombrerito el que, dependiendo de los tiempos malos o buenos, tenía algunas veces algún logo publicitario. Pero con o sin logo y en el estado en el que estuviera esa noche, la magia era magia y ese tío que se veía como un cantante de vallenato era la historia misma de la calle. Luego se murió un día calculo que hace como siete años y nadie le copió los trucos.


Antes de terminar su rutina, Cucharita le pedía a alguien del público un cigarro, le arrancaba el filtro y algo más para entonces decir, estoy dejando de fumar, lo encendía y le daba dos o tres caladas fuertes, como si le arrancara algo al pucho. Después daba una mirada a todos los que estábamos, uno por uno, retándonos con las cejas a ver lo siguiente. Cucharita se tragaba el cigarro encendido, abría la boca y sacaba la lengua para que uno se asome a buscar algo dentro de un león, pero ahí no había nada mas que varios dientes viejos y una lengua calata. Entonces distendía la atención, se relajaba, se tomaba uno o dos vasos de lo que hubiere y cuando ya la gente empezaba a retomar las conversaciones interrumpidas, se remangaba el saco, agarraba con pompa una botella y movía los brazos de un lado a otro para conseguir miradas. Ya de nuevo todos callados, Cuchara hacía un par de movimientos raros, levantaba la cabeza hasta ver al techo sobre sí y súbitamente aparecía entre sus labios, como si hubiera subido desde el fondo de la tierra, el cigarro encendido que habíamos perdido adentro suyo más de un minuto atrás. El Dragón, se llamaba ese y era el mejor de los trucos.


28 de enero de 2010

gente que tiene las respuestas pero no lo sabe

12:59 p.m.

xxxx dice:
carla te puedo hacer una pregunta estupida?

carla dice:
dime

xxxx dice:
hay alguna manera de decirle a una chica q no quieres caminar de la manito sin q se resienta?

carla dice:
decirle que te suda copiosamente la mano y que lo haces para no mojar la suya

xxxx dice:
ah de puta madre, le dire eso porq hasta ahora solo atinaba a tocar harmonica
A ver cómo explicárselo. Takle entiende hola, corre, sube las escaleras y sonríe que parece un perro anciano en sus últimos segundos. Entiende sentado (en sus versiones sit y chin tau, según el humor), entiende claramente la pata y a veces entiende la otra pata. Le gusta particularmente chubi, que es una modalidad que se da cuando estoy probándome todo lo que hay en el closet y he puesto música para no deprimir y él esta sentado en mi cama, entonces levanta las dos patas delanteras como si fuera un caniche, se apoya en mí y bailamos tipo valsecito unos diez segundos. Trae, pelota, come, pita y no, son otras comandas diarias. A su cama significa a mi cama.

Yo he entendido del perro varias cosas basándome en actitudes clásicas suyas. Por ejemplo no sé exactamente qué le da alergia, pero a veces se le paran los pelos y sé que es una alergia. Sé que le gustan las pitas que transforma en un huaipe maloliente con el que juega sobre mi cama y en los muebles de la sala. Sé que le gustaría ser más valiente pero no se le da, y que le gustaría comer doguitos todo el día, como a mí chocolates. Es una cosa que va más allá de uno.

Por eso ayer en el almuerzo abrí una generosa bolsa de doguitos de carne (bifinhos) y dije chintau y Takle entendiendo perfectito va y se sienta. Entonces le lanzo tratando de embocarle al hocico los trozos de falso tocino y pap, los atrapa y yo digo muy bien, como cesar millá me recomienda. Chintau, lanzo, muy bieeeeen. Así un rato largo, dividiendo de a cuatro la tira de doguitos, unos 4 doguitos. Ufa, el perro orgullosisimo haciendo su trabajo, luchando por su comida a pesar de que no se da cuenta de que yo me vuelvo cada vez más capa y su tarea es únicamente abrir la boca y esperar que caiga el droguito.

Entonces, ya cuando la conducta está reforzada (la de ambos), tomo un puñado de dog chow, al que no le da bola y digo chintau, lanzo la croquetita con forma de zanahoria y el perro pap, se la come (con cara de sorpresa). Le lanzo otro doguito y vuelve a recuperar la confianza, entonces le lanzo una croquetita de carne (la cuadrada roja) y Takle pap, se la come. Doguito y la siguiente es la croquetita redonda de círculos concéntricos que quién sabe de qué será y pap, se la come. Intercalo doguitos y comida perfectamente y estamos de lo más felices, muy bieeeen. Animal entiende todo, hemos creado un nuevo lazo que aplacará mi necesidad de dedicarme a algo y su anorexia.

Ahí, y sólo por ver qué pasaba, lanzo el chiclet de menta directo hacia el perro. Pap, lo recibe, pone cara de confusión, lo escupe de inmediato y me queda mirando como si me puteara. Entonces entiendo que he obrado mal y quiero resarcirme diciendo sentado y lanzándole un doguito extra grande que le rebota en el ojo como si fuera una estatua de mármol con cara de reprobación. La dinámica terminó con Takle entendiendo que soy propensa a llevar ciertas situaciones al límite y yo tomando nota mental de que tenemos que trabajar juntos en la comanda broma, porque aparentemente no la entiende.

25 de enero de 2010

ESTE BLOG NO ESTÁ MUERTO

(si te acercas un poco aún respira)

Me lo compré y no me ha importado que el timón sea cambiado ni que huela a otra gente un poco, ni que las llantas sean aro 14 y eso las haga más caras que las de aro 13. Confieso que no se qué carajo significa esa unidad en la diferencia entre las llantas del auto nuevo y las del auto viejo. Me ha molestado que el tipo que me lo vendió, que tenía una cara de idiota que ni más, haya sido no solamente un tipo idiota que tuve que ver por tres días sino un idiota más listo que yo, que pudo esconder que la ventana del copiloto no bajaba aún cuando salimos a pasear y yo fui la copilota y no se me ocurrió tratar de bajar el vidrio. Qué difícil darse cuenta de que aún en el 2010 hay gente idiota que es menos idiota que una.

No me importa que yo diga que el auto es como una camionetita y que venga alguien a decirme que es un auto familiar con cara de que quizás yo ya esté planeando tener una familia y claro como es lógico, no empiezo por ahorrar sino que me gasto todo lo que tengo y más, en un auto, como primera medida adulta. Yo sé que no es familiar, que es joven y divertido a pesar de que sea guinda porque quizás en Japón guinda es un color hip y por la diferencia de horario acá es un color de vieja sonza que no da más, de vieja que hace movilidad escolar.

Bueno y aparte de que la ventana no abre y viajo dentro de un microondas a lo largo de lima, el auto se siente bien y se ha adaptado muy bien a mí y a mi perro aunque a nosotros no nos importe el número de la placa ni los trámites y a pesar de que al auto sabe, porque vino sabiendo, que el día que cayó en mis manos fue el último que alguien tuvo real preocupación por si tenía aceite o agua o si las llantas estaban infladas o nó. Es un auto condenado como lo fue el anterior. Finalmente en honor a éste último tenía ganas de decir unas palabras. Ha funcionado hasta el último día, no pidió mucho y quedó estacionado en la casa de mi madre, así como ahí están las fotos de cuando era chica, cierta ropa de la que no quiero deshacerme hace siglos y todos los demás cookies del alma.