24 de mayo de 2008

mundo perro

Una pequeña dosis de ketamina y el perro empieza el viaje hacia otro plano.

Primero el andar tembleque, luego sujetarse abierto de piernas al suelo como si eso pudiera inhibir el evidente vuelo.

Sin cerrar los ojos un segundo da inicio a un denso babeo. El cuerpo se deja ir y aprovechamos para voltearlo y proceder a afeitar. Trac, trac. El pelo casi plateado grita al contacto con la navaja. Después del primer corte y un poco de sangre se cae al suelo mi teoría personal de que debí haber sido médico, entonces me hago a un lado y dejo a los profesionales hacer su trabajo. La veterinaria y el anti operan al perro alemán y necio que se niega a cerrar los ojos.

Camino unos pasos contagiada de la pierna temblorosa y me sirvo una copita de algo, para contagiarme también de la anestesia.
Takle ha visto nip tuck infinidad de veces al lado mío, por eso una vez del lado sutil, sueña que está en las manos de mc namara, no de troy. Sueña con música, con bisturíes y siente a los lejos el olor a yodo desinfectante. Se porta bien, por eso está seguro de que ésta es la cirugía definitiva, que una vez despierto y con sus injertos de manos podrá realizar su sueño más deseado.
Manos, por fin dejar de llevar una o dos cosas en la boca, por fin poder abrazar con fuerza. Una vez con cuatro manos será sencillo conseguir el arma y llegar al legislativo. Luego buscar a un congresista específico y hacerlo pagar la vida del schnauzer. Un disparo será suficiente---no debo cerrar los ojos--, tres, una ejecución simbólica.
Luego salir, vedándose las ganas de quemarse unos cuantos más, y volver a la casa a jugar con la pelota naranja.

Cuando la operación ha terminado y el anestésico se va de a pocos, el perro intenta cerrar sus nuevos puños pero no lo consigue. En los siguientes minutos trata de pararse hasta que lo logra y descubre decepcionado que no tiene pulgares y menos dedos pinza. Se molesta porque el crimen congresal permanece impune.

Como de momento tiene un cuello isabelino que le impide ver qué le han hecho, pero sobretodo le impide lamerse el tajo y arrancarse los puntos del codo, baraja mil posibilidades. La veterinaria se va habiendo removido totalmente el bulto de la pata delantera izquierda. Takle se queda en la casa sin pasear y sometido a un ramillete de pepas por si acaso.

Desconfía de nosotros, está seguro de que le hemos sacado un riñón para venderlo.

2 comentarios:

Miguel Andrés dijo...

Asi son Carla no te preocupes no son tontos son bien inteligentes y nos quieren.

Miguel Andrés dijo...

déjalo a ese won...