30 de noviembre de 2010
13 de octubre de 2010
SOY ADMIRADORA DEL CHIBOLO
6 de octubre de 2010
PAJARITOS PREÑADOS
23 de junio de 2010
a cada manía un milagrito
Una foto en el suelo con marco y vidrio roto fresco contra el suelo a cuadraditos de una calle equis a unas 4 cuadras del parque central, yaciendo en la vereda con la cara viendo hacia el cielo. Sólo verla ya te hacía sentir cierta ansiedad, o alguna vergüenza mezclada con pena o nostalgia o confusión. Una novia alta, con un vestido de diseñador de esos que ya volvieron, con velo sobre un peinado tradicional de calculo los setentas y cara de contenta, de novia.
Me tomaron como cien segundos convencer a vix de que nos la llevaríamos. Antes de levantarla del suelo miramos hacia las ventanas del edificio buscando alguien que nos detuviera. Nos la llevamos porque estaba tirada en el suelo y es mía porque la encontré ahí. Una vez con el marco de mediano tamaño en la mano, salimos caminando a la velocidad de la luz, pero yo iba convenciéndonos de que si la habían lanzado por la ventana, el hecho de que ya no estuviera quizás llamara a la reflexión a alguien o quizás no y nos estábamos llevando un triste recuerdo y dándole la libertad a esa mujer o cualquier cosa que se me ocurriera entre la hiperventilación y el sudor de esa maratón en nueva york a media tarde. Luego sacamos de un módulo de plástico un periódico gratuito para hispanos y envolvimos el marco que se veía cada vez más grande, un poco por pudor.
Yo puedo asegurar a riesgo de quemarme las manos que esa mujer que debe ser de la edad de mi madre jamás imaginó que su foto de bodas terminaría en la sala de una carla garcía en lima Perú, como tampoco Irmtrud la alemana que se murió en un asilo en berlin y de la cual tengo el álbum de fotos, o el bebito de la foto carnet que encontré en el suelo de la oficina de admisión de la san martín y menos la mujer andina cuya foto se me reveló dentro de la revista in de lan en un viaje del que ya no recuerdo nada.
25 de mayo de 2010
esta también soy yo.
9 de mayo de 2010
ESTUDIO MADRE *
Con motivo del mes de mayo he realizado un riguroso estudio que concluye en la descripción de las tres especies que asoman abiertamente:
1. La mamá senior es una señora muy seria. sus hijos ya son grandes y mantiene una relación telefónica y dominguera con ellos que es 70% amor, 30% crítica y sacada al fresco. La ocupan temas como la salud de sus hijos y está avocada a la malacrianza de sus nietos. Es una experta en inducción de nostalgias y arrepentimientos.
2. La mamá junior recién tuvo un hijo aunque juró no hacerlo. Llegó a los treinta sin más responsabilidades que sí misma. Ahora cuando el hijo estornuda corre a navegar online, lee libros, consulta varios pediatras y llama a su mamá –senior- para asegurarse de que es sólo un resfriado. Ya en el cuarto mes de embarazo evalúa posibles colegios y universidades.
3. La mamá mamá, sujeto central de mi estudio, crece con su hijo. Lo ha dotado de una libertad y pensamiento crítico que en los primeros años ejercerá fieramente con ella. Puede comerse todos los chocolates del país, parar con tus amigos o partirse el peroné saltando a lo loco. No será nunca senior porque está a mil con la tecnología, duada en el celular y agregada al messenger con el hijo y sus amigos. Estratégicamente lo educó en casi todo, menos en temas eléctricos y de gasfitería, obedeciendo a un inteligente plan que luego le permite protagonizar todas las mudanzas y ser agente de solución en cualquier accidente casero. La mamá mamá no se esfuerza en dar el ejemplo. Inicialmente el hijo frunce el seño, pero luego muere de amor por su madre y sale a comprar más chocolates, cervezas, o la lleva a enyesar, según sea el caso.
Educada por ella en la objetividad y el análisis, puedo decir que mi madre no es mejor que la tuya en muchas cosas. No es la más ordenada ni la más sutil. No califica en categoría tejido y costura, en velocidad o en salto alto, pero queda entre las diez más divertidas del mundo, bronce en ortografía y en ají de gallina saca oro.
28 de abril de 2010
8 de marzo de 2010
condescendencia
Yo me siento un poco como Julia Roberts en Pretty Woman, Mávila, salvando las distancias.
Hoy es el día de la mujer que se supone existe desde hace cien años y por el que me saludan desde el 93. Entonces era como si yo misma hubiera vencido una lucha que pelearon otras, o como si en el 92 hubiera estado sometida y recién cuando me saludan ya soy hecha y derecha, te lo digo con el taco. Han pasado 17 años y cuando hablan de mujeres imponentes y de historias internacionales me imagino a mi bisabuela que doblaba en ocho el pie para caber en un zapato femenino y que no decidía mucho sobre su pie, ni sobre su propia vida o muerte y también me acuerdo de mi abuela, que era bastante más de avanzada y que hacía teatro y usaba ropa cul y calzaba abiertamente 38 porque eso entonces ya no importaba, y que sabía qué olor era marihuana o nó, pero que cuando niña me decía que sea buena con mi papá, que las hijas de padres divorciados tenemos que ser buenas y afectuosas para que así nuestros papás no se olviden de querernos, como le pasó a ella con su papá.
A mí también me han hecho preguntas estúpidas como las de sunset boulevard, me han mirado y acariciado la cabeza como tocando a un caniche imaginario y me han dicho carlita, y flaquita y mamita y he sido jerma de un par de idiotas y novia de un par de chicos buenos y mis propios subalternos me han mirado hacia abajo porque soy chica, y he tenido que ir a cenas de trabajo estando a dieta y he cerrado la puerta de mi oficina para llorar por un hombre y he mentido mil veces para lucir invencible.
Vengo a esta oficina casi todos los días para tener un sueldo que me permita hacer una vida sola y sustentar todas mis mañas. Mucho de mi sueldo se esfuma en manos de talentosas señoritas que tajan mis extremidades y pulen mis cabelleras para hacerme apetecible. Apetecible vengo a la chamba y salgo a tomarme una copa de cuando en cuando. Fumo como china en quiebra, dicen ciertos hombres. Pago ese vicio con la plata que me queda, y compro ropa. Zapatos sobre todo, lo más incómodo posibles para manejar el auto y subir escalones hasta la oficina, hasta mi departamento. Tengo chapas en la cartera.
He sido una puta y he sido la reina querida de alguien, igualito que Julia. A veces he sido las dos al mismo tiempo.
17 de febrero de 2010
la foto
entendí al fin por qué casi me empeño en perder cosas que podrían ocupar algún lugar y recordé que el tema con los animales viene desde el comienzo.

En esta foto solo falta una compu, un chocolate y algún príncipe quien calce las slaps que yacen esperándolo. :)
16 de febrero de 2010
la era del dragón terminó hace mucho (y yo recién me doy cuenta)
Te acuerdas de Cucharita, me ha dicho Luisale que es mucho mas chico que yo, y yo le he contestado claro que me acuerdo pero la verdad es que ya se me estaba perdiendo Cucharita entre tanta cosa que hay que ir refrescando ahora último.
Tengo dos cucharitas, el primero era el payaso de moda cuando yo era niña o quizás era el nombre de moda de los payasos, pero Cucharita estaba en todos los tonos. Todos, medianitos o ricos, breña o ese distrito tan lindo cuando yo era chica, chacarilla del estanque. Cucharita tenía el don de la ubicuidad y ya era como un familiar que encuentras en todos lados, lo que en el fondo me hacía sentir comodísima en los santos, razón por la que siempre tenia la sensación de que él y yo éramos en algo cómplices y que yo ganaba los concursos de baile sencillamente porque era su favorita. Pero lo cierto y recién ahora lo acepto, es que cada vez que yo me acercaba a Cucharita como para hacer charla y comentar qué fiesta era mejor que ésta en la que estamos, el payaso me miraba como si nunca me hubiera visto y se daba media vuelta o me seguía la conversación como si yo fuera una niña de seis años común y corriente y no existiera entre nosotros un nexo especial. Eso nunca me detuvo, y hasta los siete años incluso, yo fui bro de Cucharita el payaso de moda, a pesar de su amnesia y su falta de ganas.
El otro Cucharita doy fé de que era único. Lo ví por primera vez a los 13 años en el Curich de Barranco y es obvio que Luisale se refiere a él, porque no puede ser otro. Cucharita llegaba al bar por las noches y si habían cuarenta centímetros cuadrados de suelo libres, ponía su trapo y empezaba el espectáculo.
Habían varios tipos de trucos. Los trucos con fósforos y botellas, en los que Cucharita balanceaba una botella sobre su barbilla o en el entreceño sobre un fosforito y luego se servía chela de la cabeza al vaso, o vertía chela del vaso a la botella, o pisco, o lo que hubiera a mano, con una precisión increíble y fijándose bien, uno se daba cuenta de que en la frente tenía un hueco minúsculo, lugar en el que al menos 15 veces por noche se ubicaba el palito para hacer la maroma, todas las noches durante muchos años.
Luego, estaban los trucos con el pañuelo. Entonces dependiendo de los buenos tiempos o los malos, sacaba un pañuelito publicitario, parado sobre su estrado que era una toalla publicitaria o no, y lo arrugaba, lo manoseaba, nos entretenía con su voz que era parecida al ruido que haría una cadena de bicicleta si hablara, lo hacía bolita y luego pedía que alguien sople, y zas! el pañuelo se erectaba y Cucharita decía, este truco se llama viagra, y todos nos matábamos de risa, a pesar de haber visto el mismo truco ocho millones de veces y de querer ir al baño sin poder dado que cucharita el estrado improvisado por el mago cerraba el paso siempre.
Se vestía con un saquito y usaba un sombrerito el que, dependiendo de los tiempos malos o buenos, tenía algunas veces algún logo publicitario. Pero con o sin logo y en el estado en el que estuviera esa noche, la magia era magia y ese tío que se veía como un cantante de vallenato era la historia misma de la calle. Luego se murió un día calculo que hace como siete años y nadie le copió los trucos.
Antes de terminar su rutina, Cucharita le pedía a alguien del público un cigarro, le arrancaba el filtro y algo más para entonces decir, estoy dejando de fumar, lo encendía y le daba dos o tres caladas fuertes, como si le arrancara algo al pucho. Después daba una mirada a todos los que estábamos, uno por uno, retándonos con las cejas a ver lo siguiente. Cucharita se tragaba el cigarro encendido, abría la boca y sacaba la lengua para que uno se asome a buscar algo dentro de un león, pero ahí no había nada mas que varios dientes viejos y una lengua calata. Entonces distendía la atención, se relajaba, se tomaba uno o dos vasos de lo que hubiere y cuando ya la gente empezaba a retomar las conversaciones interrumpidas, se remangaba el saco, agarraba con pompa una botella y movía los brazos de un lado a otro para conseguir miradas. Ya de nuevo todos callados, Cuchara hacía un par de movimientos raros, levantaba la cabeza hasta ver al techo sobre sí y súbitamente aparecía entre sus labios, como si hubiera subido desde el fondo de la tierra, el cigarro encendido que habíamos perdido adentro suyo más de un minuto atrás. El Dragón, se llamaba ese y era el mejor de los trucos.
28 de enero de 2010
gente que tiene las respuestas pero no lo sabe
xxxx dice:
carla te puedo hacer una pregunta estupida?
carla dice:
dime
xxxx dice:
hay alguna manera de decirle a una chica q no quieres caminar de la manito sin q se resienta?
carla dice:
decirle que te suda copiosamente la mano y que lo haces para no mojar la suya
xxxx dice:
ah de puta madre, le dire eso porq hasta ahora solo atinaba a tocar harmonica
Yo he entendido del perro varias cosas basándome en actitudes clásicas suyas. Por ejemplo no sé exactamente qué le da alergia, pero a veces se le paran los pelos y sé que es una alergia. Sé que le gustan las pitas que transforma en un huaipe maloliente con el que juega sobre mi cama y en los muebles de la sala. Sé que le gustaría ser más valiente pero no se le da, y que le gustaría comer doguitos todo el día, como a mí chocolates. Es una cosa que va más allá de uno.
Por eso ayer en el almuerzo abrí una generosa bolsa de doguitos de carne (bifinhos) y dije chintau y Takle entendiendo perfectito va y se sienta. Entonces le lanzo tratando de embocarle al hocico los trozos de falso tocino y pap, los atrapa y yo digo muy bien, como cesar millá me recomienda. Chintau, lanzo, muy bieeeeen. Así un rato largo, dividiendo de a cuatro la tira de doguitos, unos 4 doguitos. Ufa, el perro orgullosisimo haciendo su trabajo, luchando por su comida a pesar de que no se da cuenta de que yo me vuelvo cada vez más capa y su tarea es únicamente abrir la boca y esperar que caiga el droguito.
Entonces, ya cuando la conducta está reforzada (la de ambos), tomo un puñado de dog chow, al que no le da bola y digo chintau, lanzo la croquetita con forma de zanahoria y el perro pap, se la come (con cara de sorpresa). Le lanzo otro doguito y vuelve a recuperar la confianza, entonces le lanzo una croquetita de carne (la cuadrada roja) y Takle pap, se la come. Doguito y la siguiente es la croquetita redonda de círculos concéntricos que quién sabe de qué será y pap, se la come. Intercalo doguitos y comida perfectamente y estamos de lo más felices, muy bieeeen. Animal entiende todo, hemos creado un nuevo lazo que aplacará mi necesidad de dedicarme a algo y su anorexia.
Ahí, y sólo por ver qué pasaba, lanzo el chiclet de menta directo hacia el perro. Pap, lo recibe, pone cara de confusión, lo escupe de inmediato y me queda mirando como si me puteara. Entonces entiendo que he obrado mal y quiero resarcirme diciendo sentado y lanzándole un doguito extra grande que le rebota en el ojo como si fuera una estatua de mármol con cara de reprobación. La dinámica terminó con Takle entendiendo que soy propensa a llevar ciertas situaciones al límite y yo tomando nota mental de que tenemos que trabajar juntos en la comanda broma, porque aparentemente no la entiende.
25 de enero de 2010
Me lo compré y no me ha importado que el timón sea cambiado ni que huela a otra gente un poco, ni que las llantas sean aro 14 y eso las haga más caras que las de aro 13. Confieso que no se qué carajo significa esa unidad en la diferencia entre las llantas del auto nuevo y las del auto viejo. Me ha molestado que el tipo que me lo vendió, que tenía una cara de idiota que ni más, haya sido no solamente un tipo idiota que tuve que ver por tres días sino un idiota más listo que yo, que pudo esconder que la ventana del copiloto no bajaba aún cuando salimos a pasear y yo fui la copilota y no se me ocurrió tratar de bajar el vidrio. Qué difícil darse cuenta de que aún en el 2010 hay gente idiota que es menos idiota que una.
No me importa que yo diga que el auto es como una camionetita y que venga alguien a decirme que es un auto familiar con cara de que quizás yo ya esté planeando tener una familia y claro como es lógico, no empiezo por ahorrar sino que me gasto todo lo que tengo y más, en un auto, como primera medida adulta. Yo sé que no es familiar, que es joven y divertido a pesar de que sea guinda porque quizás en Japón guinda es un color hip y por la diferencia de horario acá es un color de vieja sonza que no da más, de vieja que hace movilidad escolar.
Bueno y aparte de que la ventana no abre y viajo dentro de un microondas a lo largo de lima, el auto se siente bien y se ha adaptado muy bien a mí y a mi perro aunque a nosotros no nos importe el número de la placa ni los trámites y a pesar de que al auto sabe, porque vino sabiendo, que el día que cayó en mis manos fue el último que alguien tuvo real preocupación por si tenía aceite o agua o si las llantas estaban infladas o nó. Es un auto condenado como lo fue el anterior. Finalmente en honor a éste último tenía ganas de decir unas palabras. Ha funcionado hasta el último día, no pidió mucho y quedó estacionado en la casa de mi madre, así como ahí están las fotos de cuando era chica, cierta ropa de la que no quiero deshacerme hace siglos y todos los demás cookies del alma.