26 de marzo de 2008

No me gusta la pascua

Me desagrada porque no siento nada y además todo el mundo va por ahí echándome a la cara sus vacaciones, sus casitas de playa y todo lo que un adulto juvenil y
con ganas puede hacer cuando le ponen en frente noventa y seis horas
ininterrumpidas de ocio.
Yo no soy juvenil y menos tengo ganas. Para mí las noventa y seis horas dan
exactamente lo mismo que del jueves al domingo pasado. No hago nuevos amigos ni
pachangueo, no como cositas especiales e igual voy el domingo a la casa de mi
madre a tirarme en su cama y cambiar de canales del 2 al 94, al menos vez y
media por minuto.

Aborrezco los días que siguen al domingo de resurrección

No somos alemanes que pintan huevos duros y se los comen como si se tratara de
fresas. No somos gringos que siembran chocolatines en las áreas verdes para
deleite de los niños. No tenemos áreas verdes y si las tuviéramos, mal estaría
que un ejército de chibolos arrasaran con ellas en busca de azúcar.

Entonces quién, quién es la persona que define cuántos containers de huevos de
chocolate hay que importar?

Hoy por ejemplo, en lo que iba a wong por mi café, encontré en cuanta cabecera
de góndola hubo kilos, que digo, toneladas de huevos de todos tamaños y de
oferta, porque obvio, se les quedó la merca.

Ya el hecho de que sean huevos que traen conejos resulta un poco friki, porque
uno no sabe qué podría ocurrírsele a la mitología/marketing-religioso-infantil.
Rosados cerditos que llevan en marsupios semillitas del monte calvario?

Y ahora, quién cree usted que se deshará de tanto huevo?
Yo????
Sip, pienso lo mismo.

3 comentarios:

sushi punk dijo...

mmm... qué dilema, eh? si son los huevos de chocolate, mepa que en mi próxima visita a lima veré a todos llenos de granos (uy, acabo de relacioanr esto con lo de los cerditos y las semillitas). los otros huevos no los saca nadie; crecen, se reproducen y así estamos, rodeados de huevones.

Anónimo dijo...

Las góndolas llenas de huevos de pascua tienen, en realidad, una finalidad: que todos los que pasan por ahí terminen "hueving around" y tan felices

Vagamundo dijo...

A ver si echo luz y si aún me quedan neuronas: La pascua cristiana se sobrepuso a una fiesta pagana de origen remoto (o sea no me acuerdo) por eso cada año se mueve la fecha para que coincida con la luna llena, la verdadera dueña del santo. Ese conejito que sale del huevo es el mismo que vemos silueteado sobre la redonda cara de la luna. Por alguna asociación, que también se me escapa, el conejo saltó de la luna, se metió al huevo y los dos se metieron de lleno a la sociedad de consumo.

Este comentario, así como la leída de tu post pascualero, fué total y absolutamente fruto de una elección aleatoria.